lunes, 28 de abril de 2008
jueves, 24 de abril de 2008
Me Encuentras / Te Encuentro
Me aparezco. Derrotado, como un grito ahogado. Veo tu sonrisa, como la de un chacal, y cómo observas a tu presa, cómo me esperas con paciencia ahora que me has descubierto. Y me aparezco y me acerco. Me acerco. Como un invierno que amenaza con su frío al triste otoño, como la muerte de una ilusión o de un sueño. Y tiemblo mirando tu poder sobre mí. En ese momento te creo omnipotente, con mi destino nada más que un juguete roto en tus manos. Y me acerco y me quedo. Me quedo. Como las nubes de lluvia que se arremolinan en la falda de las montañas. Muerdo mi labio con rabia, consciente de que estoy atrapado. Y me quedo y me encuentras. Y me encuentras. |
Te apareces. Como sombra entre los árboles, como la risa de un niño. Y puedo dibujar tu silueta a contraluz con mis manos, pero decido esperarte con tu paso tranquilo y tus latidos distantes. Y te apareces y te acercas. Te acercas. Como el final de un invierno de deshielo, como el principio de un mundo o de una estrella. Y tiemblo mirando tu corazón y tus manos, y tus pasos torpes de niño distraído, pero decido creerte eterno y sencillo, como si fueses a vivir entre mis brazos. Y te acercas y te quedas. Te quedas. Como los días de sol y de playa, como las horas eternas de octubre. Y muerdo mi carne aguardando la tuya, pero decido avanzar con las manos y tocarte y sentirte y tenerte. Y te quedas y te encuentro. Y te encuentro. |
martes, 22 de abril de 2008
Te Pierdo / Me Pierdes
Te escapas. Como agua entre los dedos, como humo de mi boca. Y trato de retenerte entre mis brazos, pero eres efímero y etéreo, esquivas mis golpes, mis preguntas, mis miradas. Y te escapas y te borras. Te borras. Como huellas en la arena cuando sube la marea, como una pizarra inmensa bajo la mano de un niño. Y busco tu perfil, tus trazos y tus formas, pero eres a lápiz o a tiza o a agua. Y te borras y te esfumas. Te esfumas. Como un espejismo ante un desierto sin oasis, como un sueño rasgado por el despertador. Y trato de encontrar tu esencia, un resto del olor de tus besos, pero eres irreal como un poema, inexistente como un verso, y extraño y lejano y hueco. Y te esfumas y te pierdo. Y te pierdo. |
Me escapo. Como preso de su cárcel, como diente de león al viento. Tratas de retenerme, pero soy más rápido, me escabullo con habilidad, esquivando todas tus barreras. Y me escapo y me borro. Me borro. Como una historia que no debió ser escrita, como una frase a la que se lleva la tormenta. Buscas mi rastro, de forma desesperada, pero hace ya tiempo que lo he dispersado. Y me borro y me esfumo. Me esfumo. Como un ladrón de bancos cuando oye las sirenas, como sólo puede esfumarse quien aprecia la libertad. Tratas de encontrarme, de hacerme volver a tus besos falsos y tus mentirosas caricias, pero jamás volveré, como una promesa susurrada bajo el agua. Y me esfumo y me pierdes. Y me pierdes. |
viernes, 18 de abril de 2008
Cicatrices
viernes, 11 de abril de 2008
Destinos
Parpadeo y vuelvo a encontrarme en aquel jardín a medianoche, sentado en el césped mojado a tu lado, disfrutando del frío viento de la noche de finales de otoño. Nuestros dedos inquietos, entrelazados. Tu piel, tan suave como siempre. Y tus ojos sonriéndome de manera cómplice en esa deliciosa cara de fantasma. Un nudo en mi garganta, sin saber qué decirte ni cómo, y demasiado inocente y estúpido como para atreverme a besarte. ¿Es posible? ¿Todos los años pasados desde entonces... no han sido más que una ilusión, una alucinación? Cuántas veces habré empeñado mi alma al diablo por la posibilidad de volver al punto donde empecé a vivir... y ahora que lo tengo delante... ¿Qué hacer, qué cambiar? ¿Qué puedo hacer o decir que cambie el desenlace sin modificar el guión de la historia? Observo cómo me miras, sonriente, sin saber muy bien qué decir, fascinada por el chico tímido que actúa de una manera tan peculiar. ¡Si tan sólo supieras lo que pasa por mi mente! Que no soy el chico que parece ser, sino el hombre que, desde el futuro, ha vuelto atrás para revivir esta situación, e intentar cambiar el rumbo de una catástrofe. Pero nunca lo sabrás, porque, tras mucho pensarlo, decido no hacer nada. No cambiar el pasado. Me retiro, dejo que las cosas sigan su curso. Dejo obrar con sus maneras torpes al pobre chico indeciso que una vez fui. A fin de cuentas, cada hombre elige su propio destino. Yo elegí el mío. Y, ¿quién soy para cambiarlo? |
Un suspiro y sigues estando ahí, sentado a mi lado, sobre una hierba demasiado húmeda, entre un viento que me eriza todo el cuerpo, demasiado frío para una noche de otoño. A veces no sé por qué llegamos a entrelazar las manos. Estoy a punto de soltarte pero, de repente, tus ojos parece que brillan como si supieran ya el final de la historia. No sé que decir, porque tengo la sensación de que hubieras crecido de repente, de que hubieras dejado de ser ese chico tímido que actúa de manera tan peculiar y te hubieses vuelto un hombre, algo más que un adolescente nervioso y fugaz. ¿Es posible que hayas crecido de pronto? ¿Que mis ganas de largarme y dejarte ahí tirado se hayan esfumado, que en este momento me parezcas más seguro, más decidido, más maduro? Me quedo callada, fascinada por esa mirada experta y por como te has quedado quieto y has dejado de temblar. Como si hubieses visto el futuro, como si la inseguridad y el miedo a la despedida se hubiesen convertido en un camino recorrido en algún punto del pasado. De repente lo sé: ya no voy a soltarte y no voy a irme, te miro y es como si hubieses decidido cambiar el futuro. Me acerco un poco, ya no quiero que las cosas sigan su curso. Aprietas torpe mi mano, y me gusta el calor que transmites. Poco a poco me voy juntando a ti, y nuestros labios se chocan imparables. A fin de cuentas, es el destino que elegimos entre los dos. Y siempre he preferido un final feliz. |
viernes, 4 de abril de 2008
Manos / Pies
Si te miro entre la bruma, sólo veo tus manos culpables, temblando bajo el peso de tantas manipulaciones. Esas manos que saben acariciarme con tanta pasión y fuerza. Las mismas manos que dibujan en el aire el retorcido signo de la traición, que apuntan al camino de la pérdida, que parecen esconder mil planes maquiavélicos.
Si te miro desde abajo, recorriendo lentamente tu cuerpo, sé que detendré mi mirada en tus manos. Esas manos siempre tranquilas, reposadas, infundiendo una falsa confianza sin límites. De dedos largos y ágiles, dorso peludo, uñas cuidadas y tendones de acero. Esas manos mentirosas, que han nacido para engañar y retorcer todas las verdades que tejen en el aire. Si te miro desde la ventana, distorsionado en la distancia por el calor del verano, y si te miro de soslayo, esperando no ser descubierta haciéndolo, y si te miro a los ojos, sin poder ocultar lo que veo... sé que no puedo borrar nada... a pesar de mil traiciones, y mil mentiras. Jamás podré borrar nada de tí. Y mucho menos, tus manos... |
Si te miro entre sonrisas, me quedo con tus piececitos avanzando lentamente por mi mundo de aventuras. Esos pies que recorren patinando la línea descendente de mi espina dorsal. Los mismos pies que dibujan en mi suelo un corazón, que me llevan en volandas por los atajos del bosque, que no tienen prisa por que acabe el spring final.
Si te miro desde arriba, y me detengo en cada parte, no pienso frenar hasta alcanzarte los pies. Esos pies en tensión antes del salto, y relajados en el vuelo, y acolchados al caer. Los mismos piececitos que se coronan en dedos perfectos, suaves, besables, que han nacido para hacer cosquillas alrededor de mi cintura, enredándose en mis piernas, batallando con mis pies. Si te miro desnudo a través del espejo, difuso y borroso por el vaho de las mañanas, y si te miro de perfil entre enredaderas sin flores, y si te miro de frente, cara a cara, en una guerra de ojos contra ojos y de cuerpos contra cuerpos y de noches sin despertador, no borro ni una sola de tus huellas, ni el más pequeño lunar, ni muchos menos tus pies. |
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