lunes, 29 de octubre de 2007
miércoles, 24 de octubre de 2007
Luz y Oscuridad... Temores
¿Por qué no teméis a la Luz? La Luz se cuela por las rendijas y expulsa la calma de la Oscuridad. ¿Por qué pensáis insensatamente que la capacidad de la Luz para iluminar ciertos rincones forma parte de la esencia de lo bueno? Tal vez os seguís engañando al pensar que los parajes iluminados conllevan algo positivo. Pero igualmente podrían tener una connotación negativa: lo que quedó ajeno al misterio, lo que no va a sorprenderos, lo que todos saben ya. Y, no seáis necios, lo que ya se conoce, tarde o temprano, aburre.
Sería más sensato no temer a la Oscuridad. La Oscuridad lo envuelve todo, no deja fisuras, obliga a actuar con prudencia y hace lentas las prisas y profundo el silencio. Los que criticáis el papel de la Oscuridad como casa del miedo ignoráis a propósito que igualmente puede salvaros, arropando vuestros sueños, permitiéndoos el descanso. No temáis a la oscuridad porque, aún siendo ciego, se puede ver mucho mejor alejado de las visiones ajenas, y discriminar más fácilmente lo que es importante de lo que no. |
¿Por qué teméis a la Oscuridad? La Oscuridad no es más que aquellos lugares a dónde la Luz no alcanza a llegar. ¿Por qué cargáis insensatamente la esencia de la maldad sobre la falta de capacidad de la Luz para iluminar ciertos rincones? Tal vez es porque consideráis que los parajes no iluminados conllevan algo negativo. Pero igualmente podrían tener una connotación positiva: lo desconocido, lo no explorado, las fronteras por descubrir. Neciamente, el hombre teme aquéllo que desconoce.
Sería más sensato temer a la Luz. La Luz os ciega, os confunde, os ofrece visiones falsas y distorsionadas, os hace perder el camino y caer en el pecado capital de la complacencia. Aquéllos que alabáis el papel de la Luz como salvadora ignoráis a propósito que igualmente puede condenaros, nublando vuestros sentidos y robándoos el raciocinio y la inteligencia. Temed a la Luz. Temedla, pues ciego no es sólo el que no ve, sino el que ve demasiado y no es capaz de discriminar lo que es importante de lo que no. |
miércoles, 17 de octubre de 2007
Mentiras / Verdad
lunes, 8 de octubre de 2007
Harto / Ganas
Harto de tu tristeza, de verte escapar por la puerta, aferrarte a su espalda y anclarte en su cuello. Harto de tus manos golpeando mi pecho, de la furia de tus ojos, de las uñas que clavas con odio en mi brazo. Harto de oir su nombre en tus sueños, del acre olor de su sudor en tu ropa. Harto de los gritos, las discusiones, de la lucha constante. Harto de no poder ya disfrutar de tu piel, de que tus besos me sepan a vacío. Harto de que todo lo absorbas, de que intentes abarcar mi vida, de que pidas más de lo que jamás podré darte. Harto de que tu presencia me cause escalofríos, de los nervios y la intranquilidad constantes. Harto de tus crueles insultos y de tu corazón helado que congela los latidos del mío. Harto de sólo recoger desasosiego en la vendimia, de perder el tiempo en falsas esperanzas. Harto, y yo ya he perdido la guerra. Harto de ti, de ti, de ti. Muy harto.
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Ganas de la risa, de escapar por la ventana y trepar por tu espalda y anclarme en tu cuello. Ganas de tus manos sujetando mis caderas, de tus ojos que me piden que me quede, de tus uñas que se clavan en mi espalda. Ganas de un susurro entre sueños, del sabor salado de tu sudor en mi boca. Ganas del silencio, de tu paz, de los hombros redondos, de tus brazos. Ganas de enredarme en tus lunares, de morderte las orejas, de aferrarme a tu saliva. Ganas de que lo envuelvas todo y lo abarques todo y lo llenes todo, y lo vacíes. Ganas de engancharme entre tus dedos, de un suspiro tranquilo, del sosiego al despertar. Ganas del olor de las palabras y del estruendo de los latidos de mi pecho cuando choca contra el tuyo. Ganas de arrasar la cosecha, de quemar las reservas, de consumir sin pausa todo el tiempo. Ganas, y yo pierdo esta batalla. Ganas de ti, de ti, de ti, de ti. Ganas y más ganas.
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lunes, 1 de octubre de 2007
Lágrimas / Risa
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