martes, 12 de febrero de 2008

Cobardía / Valentía

Supongo que le llevó hasta ella la languidez excitada y ebria de cada viernes, y se dejó atrapar por ella como un insecto por una araña. Había llovido toda la noche: supo que era la mujer de su vida cuando le atravesó con sus ojos castaños y apagó en su interior todo el frío exterior. Sus pupilas titilaban como una estrella cuando respiraron al unísono y devoraron las palabras del otro. La noche acunaba sus palabras y se inventaron las pausas cargadas de significado, sabían que esa era la magia del amor: cuando para dos personas el tiempo se detiene mientras ellas siguen avanzando, congeladas en un momento eterno, una simple conversación al lado de una farola se convierte en historia de amor. Como el amor es curioso, se desnudaron con palabras. Investigaron, aprendieron, se exploraron. Tímidamente, sus manos se unían de vez en cuando en gestos casuales, vigilados de cerca por los ojos multicolores de los semáforos. Ambos corazones batían entusiasmados, presas de una alegría que sólo ellos conocían. Los latidos podían atravesar la distancia entre ellos, moviéndose como mariposas a través del aire, intranquilos, nerviosos, inseguros. Supongo que por eso empezó a verla borrosa. Por eso las dudas apagaron su aplomo, y su garganta empezó a quedar seca. Sintió miedo. Supo que los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí... Ni el recuerdo los puede salvar... Así que al mirarla tuvo miedo, y se sintió incapaz de sellar la noche con un beso...

Sarg

Supongo que le llevó hasta ella la locura ordinaria de cada lunes, y la atrapó como se atrapan los sueños, como si pendiera de un hilo de seda. Había llovido toda la noche: supo que era la mujer de su vida al recordar su cabello empapado pero sin sentir ni el más mínimo atisbo de frío ni de humedad. Sus pupilas se convirtieron en corazón cuando respiraron al unísono y cogieron el aire de los besos del otro. La noche hacía esquina y se inventaron las estrellas, sabían que esa era la magia del amor: cuando te vuelves capaz de convertir en fotogramas de treinta y cinco milímetros una historia anodina, la historia, automáticamente, se convierte en historia de amor. Y como el amor no tiene preguntas, no se preguntaron nada. La risa de ella se convertía en respuesta. Las manos de él se convertían en respuesta. La carne de gallina, y las ausencias, y las farolas tintineando, luchando por no apagarse, se convirtieron en la única respuesta posible. Sus dedos se fundieron como el vaho caliente que cubría los cristales. Y los latidos del corazón de ella golpearon el pecho de él, como un electroshock, como si le estuviesen haciendo revivir. Supongo que por eso la vio tan nítida como si estuviesen a plena luz del día. La vio nítida, y brillante y cerca. Y supo que ya nunca se podría ir. Pero no sintió miedo, porque sabía que la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes. Se lo habían dicho años antes de nacer. Así que al mirarla a los ojos, el único miedo que tuvo fue a tener miedo algún día...

Vir

7 comentarios:

María dijo...

Los amores cobardes. Podria escribir un libro sobre ellos. Si un dia me dijeron al oido que el amor para los valientes, lo olvide al despertar.



Enhorabuena a los dos :-).

Sarg Bjornson dijo...

Yo te escribo el epílogo, o el índice... no, probablemente no me atrevería...

XD

David Martín dijo...

Cobarde es quien duda si aceptarnos el órdago, quien nos neutraliza dudando cuando nos ve venir, quien no se atreve, aunque lo intuya, a dejarnos demostrar que con nosotros puede ser feliz, quien no reúne el coraje necesario para probar, arriesgarse, sentir. Valiente es quien mueve ficha cuando no ve ninguna puerta abierta, quien expresa sus sentimientos con letras mayúsculas aun no siendo correspondido, quien se atreve a buscar esa felicidad común aun cuando el otro no se atreva a probarla, quien se endurece y sufre por ello con el único objetivo de salvarlos a los dos.

Y María, Sarg, sobre ese manual... Estoy seguro de que podríais contar más cosas sobre el valor que sobre la cobardía. Segurísimo pese a lo poco que os conozco. Porque se nota a la legua qué gente es valiente para amar, y vosotros lo sois. Así que nada de manual sobre amores cobardes. Vamos a escribir un día entre los tres uno sobre los amores valientes y sobre las cabronadas del amor (que ésa es otra XD).

¡Abrazos a ambos dos! Y sí, el birrelato de hoy me ha encantado. XDDD.

Anónimo dijo...

Mery, Sarg, tengo que darle la razón a David!! Os conozco y los dos sois más de la parte valiente... ¡¡¡el amor siempre es valiente!!!
Me uno a tu manual, David... sobre todo al del jodido amor de siempre! XDD (lo añadiré a la lista de manuales, detrás del manual para tios que tenemos en mente XDDD)
Besos!

David Martín dijo...

Vale con lo del manual. Pero el manual para tíos tiene trampa, Vir. Estoy seguro. XDD.

Sarg Bjornson dijo...

No es que sea cobarde amando, soy cobarde empezando a amar :)

Anónimo dijo...

Nah, no tiene trampa, David! XDD El Consejo de Sabias lleva ya bastante tiempo debatiendo el tema del manual y sip, definitivamente necesitais uno... bueno!! XDDD son dos en realidad!! XDDD por un lado el manual de instrucciones, que ya podíais venir con uno! XDD y por otro lado, un manual para que nos entendais (que mira que los hay cortos!! XDDDD)
En fin, sin acritud... supongo que nosotras también necesitaríamos venir con manual!! XDDDD

REspecto a ti, Sarg... ¡¡no mientas!! :P XDDD