Hace ya muchas horas que el Sol abrasa con fuerza la ciudad y mis pasos se vuelven cada vez más densos y pesados, resistiéndose a las prisas, derritiendo mis suelas contra el asfalto. El aire se vuelve irrespirable y me golpea en la cara como un soplo del desierto. La calle está vacía: los escasos transeúntes luchan por llegar cuanto antes a un refugio de aire acondicionado y sombra, o se esconden bajo las chapas ardientes de los coches. Busco acortar el camino y cruzo el parque. Tal vez busco algo de verde que de frescor a la tarde. Pero hasta bien pasadas las ocho no vendrán a jugar los niños: el parque es ahora como un lecho de brasas que debe atravesarse deprisa y de puntillas. La ciudad se ha transformado en un espejismo borroso, y la noche fresca dejó paso a calles derretidas bajo el mediodía de agosto. Apenas puedo pensar entre el sudor y la asfixia. Y huyo de las llamas solitarias que me encadenan a la calle.
Resoplo y el aire ardiente sale de mi boca, y el sol vuelve a cegarme reflejado en los escaparates. Y el hastío se adueña de mi calor y de mi día..
Vir
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Hace ya muchas horas que el Sol se ha ido a dormir, y yo camino con pasos largos y las manos metidas en los bolsillos, pero sin prisas, a suficiente velocidad como para notar el gélido viento nocturno morder mi cara con insistencia. A estas horas no hay nadie en la calle, y mis pasos resuenan con un rítmico compás; ni siquiera pasan apenas coches -esperar en los semáforos es algo que sólo se hace de día-. Doy un pequeño rodeo para no atravesar el parque, bordeando la Plaza de Toros, atajando por la Avenida de los Toreros. El parque, donde a mediodía juegan felices los niños, no es ahora más que un oscuro abismo sin forma. La ciudad parece transformarse por la noche, y los caminos que eran claros de día mutan a inquietantes callejones sin salida. Voy sumido en mis pensamientos, embargado por esa quietud nocturna que tanto ayuda a la reflexión. Y agradezco la soledad, pues en ella puedo por fin sentirme realmente libre.
Llenando mis pulmones de aire frío, miro al cielo y saludo a la Luna, fiel compañera de mis paseos nocturnos. Sin duda, la noche tiene algo especial.
Sarg
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7 comentarios:
Esta vez estais de acuerdo los dos... Los dos sois nocturnos ;-). Jjejjeje, no es que me sorprenda...
Que pasa con el tipico dia de invierno, frio pero con el cielo tan azul y luminoso que solo de verlo se te sube la sonrisa a la cara? Ni calor ni hastio. O con la luz del verano dorando las hojas de los arboles, haciendo claroscuros con sus ramas.
Dicen que la noche y la luna son especiales, magicas - pero las farolas de la ciudad matan las luces del cielo, todo se vuelve mentira y neón.
Nah, la noche para vosotros. Luz, dadme luz.
Aunque si se puede elegir, me quedo con el atardecer y el amanecer. Los magos antiguos sabian que es en ese momento donde se abren puertas a lo inesperado... cuando todo es tenue e impreciso, en el cruce de caminos.
(PD: rayadas mias aparte, os ha quedado precioso, como siempre)
Joder, nueva perla de Luz Oscura, como digo siempre... ¡PERO HOY ME QUEDO CON LA REFLEXIÓN DE MARÍA! XDDDD
Es verdad, la noche es muy chula y me siento bastante identificado con lo que dice Sarg sobre la libertad de estar ahí, en mitad de la noche, con todo paralizado y sin el tumulto... Pero francamente, ¡luz, dadme luz!XDD Te plagio en eso María, porque es verdad. Luz del sol en un día de verano, atardeceres y amaneceres, y cielos azules en esos deprimentes inviernos que cubren el mundo de nubes y esas cosas... Y qué iba a decir. Ah sí, las malditas farolas no dejan ver las estrellas. ¡Con lo bonito que es volver a casa con copas o besos encima mientras te iluminan las estrellas! XDDDD.
Grande Luz Oscura, alabemos a los hacedores... Pero hoy os ha ganado María, lo siento. XDDD.
Muchas gracias!! Pero yo no gano!!, aqui los artistas son ellos, yo solo tengo mis mini-obsesiones particulares.
Si se plagia algo plagiado sigue siendo plagio?
Plagio siempre me ha recordado a arpeggio u_u
(información interesante de mano de vuestro anfitrión Sarg, que hoy tiene día especialmente random)
Jeje, yo soy muy nocturna, lo sabeis, pero también me encanta el calor por encima de todo (u odio el frío por encima de todo, que también puede ser). Prefiero un día como el de mi cuento que una noche helada. Y no. Yo jamás volvería andando en lugar de coger el buho (¡¡¡locos!!!!) "Lo mejor del sol, el brillo de la luna"... jejej, me lo creo dependiendo del día, pero me sigue encantando el sol, la verdad. Soy un poco lagarto (esto suena fatal. He dudado si poner lagarto -que me h a parecido lo menos malo-, lagarta o lagartija. Lo digo por lo de que se tiran un siglo al sol, ahí, cogiendo vitaminas. A mí me encanta hacer eso. Aunque reconozco que me gusta más si se que luego me voy a poder meter en remojo un rato.
Ahora me habeis generado un dilema. Ya no sé si me quedo con día o con noche. Creo que se necesitan los dos =)
Besossssss
"Creo que se necesitan los dos"
Y esta, niños y niñas, es la filosofía subyacente de este blog ^^
A mí siempre me ha encantado el frío. No sólo es que sea muy caluroso, sino que a veces incluso me gusta pasar frío. En cierto modo es como sentir tu cuerpo de forma más intensa a la habitual, sabes con claridad dónde acabas tú y dónde empieza el mundo, te encuentras más vivo, más despierto, más fuerte. Aunque creo que no consigo transmitir bien la idea, siento algo parecido cuando el viento me golpea con fuerza o cuando en un día nublado se abre un claro y noto el calor del sol en la piel.
O bueno, puede que sólo me pase a mí y en realidad esté medio loco. No lo descartemos. :P
Bueno, lo que tendría que haber escrito desde el principio: Muy buena entrada. :)
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