Todos pierden / Nadie gana
En garde! Una finta a izquierdas, una finta a derechas. Las cabezas de los dos improvisados tocadores tuercen la mirada disimuladamente hacia puntos sin ningún interés, temerosos de entrechocar sus culpables ojos. De nuevo una estocada atrevida, fijando los ojos en sus rostros por unos segundos. Las miradas se entrecruzan, con similar propósito y parecida timidez. La tensión, sólo percibida por ellos dos, es palpable. Si sus ojos fuesen de acero, saltarían chispas. Él aparta su mirada primero, sin saber exactamente por qué, más un acto reflejo de pudor que una decisión consciente. Las fintas y defensas constantes podrían continuar eternamente, sin llegar jamás a tocar al contrario, pero las oportunidades son más efímeras que las finas estocadas de un florete...
... Con la mirada baja y la cabeza llena de "y sis" y oportunidades perdidas, ella baja del vagón de metro en su estación. |
¡Atento! Estocada por la izquierda, estocada por la derecha. Los cuerpos de los dos improvisados espadachines se erizan sutilmente mientras sus ojos permanecen quietos, clavados en el centro de gravedad exacto que puede hacer tambalearse al otro. Las miradas se chocan ya con abierto descaro, urgentes y decididas. La tensión se ha convertido en un juego que ha vuelto irrespirable el aire que les rodea. Tal vez sus ojos no son de acero, pero sus miradas arrancan un brillo metálico cada vez que se chocan en el aire. Ella da un paso primero y se queda pegada a sus mejillas en un arranque de deseo más que una decisión consciente. Las estocadas, sin lugar para la defensa ya, podrían seguir prolongándose, tocando al contrario con un golpe más certero cada vez, pero el duelo hace tiempo que quedó en tablas, no hay vencedores, todos son vencidos...
... con los ojos fijos en su cara y sin más miedos que el de perder la oportunidad, él tapa la salida del metro un instante antes de que ella pueda abandonar el vagón. |
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